martes, 6 de noviembre de 2012

VERANO ROTO

...pero va a dar una parte de ella 
que sabe que podrías romper
hola verano
bonito verano
cómo estás
nos tenés llenos de lluvia
mojados hasta el codo
vos que sabés bien 
eso de andar disimulando
que uno anda de noche en noche
como paseando
dirían algunos
donde pasear es pensarte
es lo que siempre quisimos
es mirarte a los ojos
es mirarte sin miedo
sin tirarme de los pelos
y gritar que te quiero ver
que te quiero ver
que te quiero ver

te queremos ver
venite
invitame una cerveza
en eso nos parecemos
compro una yo
comprá una vos
saludanos
hola verano
bonito verano motorizado
cómo estás
te pasó algo
te pregunto porque hace
un rato que no te veo
cómo estás
cómo rendiste
dejá
está bien
ya está
bailemos.

lunes, 29 de octubre de 2012

DOS GINEBRAS


cuánto cuesta hoy el recuerdo del recital,
el pogo que quedó en algún estante
en un sótano 
perdido en el noventa y pico.
de cuando un empresario
dijo basta con esto,
vamos a vender otra cosa.

acto seguido,
ricky espinosa cayendo al vacío,
tan triste como tener que mentir para sentir algo,
tan triste como la foto de tu madre fumando en navidad.
eso de crecer sin poder frenar para llorar,
y todo porque prometiste cambiar el mundo.

escucho los golpes de los pibes
que se chocaron contra el polimodal.
los gritos tristes de los pibes muriendo despacio
cuando levantaron el dique
y se secó media generación.
nos reprogramaron,
ya hace rato que nadie tiene nada para decir.
acá algo anda mal,
o anda muy bien.
somos lo único que quedó.
somos silencio.

lunes, 24 de septiembre de 2012

En esta cuadra no hay edificios altos

-¿Cómo se llega allá ariba?- pregunté, señalando unas ventanas iluminadas en el edificio de enfrente.
-Por adentro del cine- dijo Santi.
-Para mí es por la puerta de al lado- opiné yo. Garufa nos escuchaba mientras trataba de prender la pipa con un encendedor casi vacío.
     Sentados en la vereda mirábamos el edificio del viejo cine. Era de noche y nosotros tomábamos una cerveza bajo la luz de neón del cartel luminoso que decía “Cine El Cairo”, en letras verticales, paralelas al edificio de varios pisos que se levantaba encima del cine. Había muchas ventanas, la mayoría con las persianas bajas y a oscuras, excepto las del penúltimo piso, que dejaban escapar luz un tanto borrosa. Como esos vidrios donde podría decir escrito “Detective privado”.
-Ahí seguro que hay un gordo contando billetes con un mono subido al hombro-dijo Santi. Todos reímos.
-Con anillos y cadenas de oro- acotó Garufa y seguimos festejando.
-Pelado y de bigotes
-Y con lentes de sol
-A que la oficina está llena de humo.
-Seguro que es mafioso.
-Y que hay una mina con un corsé negro sentada en un sillón. Le tiene miedo pero a la vez no se quiere irse.
     Estábamos así, riéndonos, y gritándole al gordo desde la vereda, cuando de repente un hombre salió del cine, abriendo una de las puertas de vidrio con un movimiento brusco. El hombre se quedó quieto, sosteniendo la puerta abierta con la mano izquierda, mirándonos fijamente desde el otro lado de la calle. Era alto, tenía pelo canoso y largo, atado en una colita y usaba una campera de cuero. Casi en el mismo instante las luces del ingreso al cine (que estaban prendidas desde la función de la tarde) se apagaron de golpe, dejando al hombre iluminado sólo por el reflejo tenue del neón. Nosotros nos quedamos mudos, mirando al hombre, que a su vez nos miraba fijo.
-El sicario del gordo- susurró Santi.
-Shhh- dije yo. Yo casi no podía respirar. No habíamos hecho nada, pero en todo caso, que el sicario supiera que nosotros sabíamos todo acerca de ellos no podía significar nada bueno.
     El hombre miró a los lados, comprobando que no había nadie y amagó a cruzar la calle. Nosotros intercambiamos miradas. Mi mano se apoyó instintivamente en bolso. Estábamos preparados para huir. De pronto se escuchó el ruido de un auto con motor potente que estaba doblando por calle Sarmiento. Paró en doble fila entre nostotros y el hombre. El hombre subió al lugar del acompañante y el auto aceleró y se alejó. Podría jurar que gritó algo mientras se alejaban.
    Lo seguimos con la mirada y respiramos de nuevo. Nos miramos y reímos con nervios. Pasado el susto decidimos irnos. Nos subimos a las bicis y nos fuimos pedaleando en la misma dirección, saludando a gritos al gordo. Cuando habíamos hecho algunos metros, giré la cabeza y miré para atrás. Alcancé a ver una silueta difusa en una de las ventanas iluminadas antes perder de vista el edificio.

lunes, 17 de septiembre de 2012

enredados (vee)

Mi antebrazo marca una ruta sobre tu pecho.
un puente sobre el mar de piel plateada
que gime un silencio suave.
extraordinaria piel en silencio.
no quiero soltarme del puente que une las dos islas
quiero quedarme a vivir en tu cuerpo.
Pero algunas incertezas mojadas caen,
y no alcanzan nunca la superficie.

Podríamos, me digo,
podríamos hacernos chiquitos, minúsculos,
y desde tu ombligo pasear por mi brazo,
llegar hasta mi mano trepar por mis dedos
desde la punta de mis dedos saltar al abismo rojo
tu boca deja caer una gota
que se hunde en la noche
y nosotros con ella.
Sería una noche blanca.

jueves, 9 de agosto de 2012

La que lloraba los miércoles (maite deluxe)

Hay una chica
que cada tanto estaciona su Ford Ka en mi cuadra
y llora, o simplemente está triste.
Veintipico largos, y algunos reflejos en el pelo corto.
Mira la gente por detrás de los vidrios polarizados,
escribe cosas en el celular.
Yo la miro desde la puerta de casa,
justo enfrente,
sosteniendo mi bici.
Querés ir a dar una vuelta y me contás,
pienso,
y ella me mira, con sus ojos graves
como si me escuchara,
Y de imprevisto esquivo sus ojos,
arrepentido,
temiendo haberla arrancado
del trance de su ritual nostálgico.
Termino de girar la llave y la miro una última vez.
¿Es real?
Siempre pregunto lo mismo.
Y pedaleo y me alejo
y pienso que no sé por qué
elige esta cuadra para llorar.

domingo, 17 de junio de 2012

Un lugar

Algo tengo que estar haciendo mal.
No puede ser, no puedo ser.
Miro el borde quemado del mapamundi
los límites se funden, se diluyen en el mar,
observo con terror el trazo difuso
la sensación de que esto se va perdiendo
de que estoy perdiéndome de a poco,
de estar mirando como un espectador en primera fila
un crítico pasivo, vacío de emociones,
soy carne ajena, pudriéndose en soledad
la intemperie me destruye poco a poco
mientras mil moscas se nutren del veneno.
Morirán en segundos
o seguirán zumbando alegres,
deshechas por dentro
llenas del mismo vacío aquel
que no alcanza a lastimarlas, a tocarlas.
Muerte lenta que me corroe
que me despierta con asco, transpirando,
en el silencio y el tufo de la cama al mediodía,
el momento insoportable de no querer más.
Caras desfilando en la resaca,
manchadas de dientes blancos
de risas que no logro retener
de certezas frágiles,

acechándome desde un pasado falso.
Y, sin embargo, cuando chocamos soy yo el que estalla
el que no puede dejar de pestañear, de huir
con el presente entre las piernas
ajeno a todo,
y me huyo, me parto, me fragmento,
las astillas de vidrio explotan
atravesándolo todo como neutrinos
indiferentes a lo que me rodea y me aleja
a trescientos mil kilómetros por segundo
y me lleva a un planeta frío
donde nada me alcanza
donde la luz olvida
donde los ángeles ya no sangran
un lugar donde la ausencia es el polvo que lo cubre todo.

jueves, 7 de junio de 2012

Ardoresencia

"And that the world should dry as a dead leaf,
or as a dandelon seed-pot and be swept away,
so I might find you again,
alone."

Ezra Pound
Un movimiento aéreo, ingrávido,
de sacudir el brazo y ver caer tu foto.
Y aunque no te haya besado nunca,
aún te recuerdo,
un acento antiguo como un pétalo,
o como el whisky.

Y al evocar tu recuerdo escolar,
la neblina de la mañana trae un eco pálido,
pero sobre todo efímero:
el sonido que hacía la luz
cuando te acariciaba la piel.

Aún estamos a tiempo de saldar la deuda.

domingo, 27 de mayo de 2012

SALIMOS A FUMAR, YA VOLVEMOS

-Montevideo y Rodríguez- le dije al taxista, haciendo un esfuerzo en disimular el ritmo arrastrado de las palabras.
       El auto era un Renault gris, creo, y me subí después de que frenase justo enfrente de donde yo estaba tirado. El chofer nos preguntó a Sami (una amiga) y a mí si alguno necesitaba un remís. Me acuerdo que lo preguntó muy natural, aunque debe de haber sido obvio que mi borrachera y yo necesitábamos ir a dormir urgentemente, y caminar me era imposible. No me acuerdo bien dónde fue que lo tomé; en cambio, sí me acuerdo que el chofer fumaba y que había una calcomanía en la ventanilla de mi lado, mal pegada y con un borde arrancado, dejando sólo papel blanco adherido al vidrio. Después de decirle el destino, el chofer empezó a hablar en una especie de murmullo borroso. No tengo idea acerca de qué hablaba. Yo me limitaba al trance mudo que te permite el cerebro cuando está concentrado en sobrevivir a todo el alcohol que uno se metió en el cuerpo. Estaba en ese estado cuando la voz se volvió más pausada, más precisa:
-Y el pasajero anterior me ofreció de chuparme la pija- dijo, y se quedó callado por un instante.
       No sé si hice algún gesto. Él siguió hablando en el tono original, como si fuese una radio que no termina de sintonizar bien. Después de algunas cuadras repitió lo del pasajero anterior. Ahora las palabras resonaron nítidas en mis oídos borrachos. Miré la calcomanía rota mientras juntaba fuerzas para concentrarme.
-Mejor dejame Rodríguez y Córdoba- dije, y expliqué -quiero caminar un poco. Para bajar el alcohol.
       No sé si arrastré las palabras cuando dije esto último.

domingo, 20 de mayo de 2012

AL CAER

lo poco que me acuerdo de ese día
es del silencio y las banderas,
y que no quise saludarte
a lo mejor porque terminaba el verano
y vos estabas de la mano de otro tipo.

dos semanas antes
tu histeria y yo
nos matábamos en la puerta de tu casa.

fui yo el que tocó timbre
una noche medio complicada.
fui yo el que se escondió atrás de un árbol
cuando tu viejo abrió la persiana y se quedó mirando.
fui yo también
el que se volvió solo y tambaleando.

hoy te elijo a vos,
pero no sé si preferís que te lo diga así,
o que me veas de la mano de otra.

sábado, 21 de abril de 2012

jueves, 12 de abril de 2012

materrialismo

el mate pasa de mano en mano,
y hay un momento en que es feliz.
sostenido,
por las orejas,
entre pulgar y el índice,
de dos manos izquierdas.

miércoles, 11 de abril de 2012


sin embargo, las ideas quedarán. serán otros nombres, sin duda, tal vez con una mirada abierta y con espíritu unitario los que propaguen esa mínima lumbre. pero allí estará el fuego, otra vez. listo para devorarse todo.

lunes, 9 de abril de 2012

interdisciplinariedad

"porque si es lindo pero no dice nada,
no tiene ningún sentido,
eso de que equipo que no gana no jugó bien,
una especie de menottismo literario."

jueves, 5 de abril de 2012

deluyon

todas mis relaciones son enfermizas 
dijo ella, 
tiene que ser un sadismo, 
unas ganas de forzar los límites. 
el diálogo tiene gusto a pucho,
a enajenación compartida
el masoquista que empieza
a asomar.
-sin negarlo,
todo es más fácil-
diría ella.

los bichitos zumban el atardecer.
son los únicos 
que le arrancan un movimiento 
a la pareja del banco
que habla
sin hacer contacto visual.
la gente pasa, sigue caminando, 
no se entera del hombre oscuro
parado detrás de ellos,
silbando una melodía  
que se enrolla en su látigo. 

todo sucede sólo para ser escrito un rato más tarde,
dijo él.
(como si pensar fuera el remedio.)
el hombre oscuro giró la cabeza y
agitó el látigo.
la camisa del muchacho descosió un mambo 
en cuadrillé 
y dos lágrimas de cerveza 
cayeron en el césped.

y acá
cualquiera
putea por cualquier cosa.
inconformismo
al pie de la letra
de un guión de cine under.
somos todos putos
por convención social.

entonces
capaz que esas fotos grotescas son
la virga realidad.
y siguen dándose manija:
la misma melodía suena en nuestro infierno,
dicen.
y nada los mantiene juntos
ni los separa, 
los egos arrinconados
contra el ala del sombrero viejo,
como un quejido
que sale desde el patio del fondo.
otro criadero de mosquitos.

ella se sintió menos sola ahí, 
con él, 
los dos,  
pensando en armar un grupo de autoayuda 
para gente como ellos. 

con el látigo todavía goteando,
el hombre se excluyó despacio,
escapándole al círculo iluminado.
la musiquita
ahora
viene desde la sombra.

domingo, 18 de marzo de 2012

a mí me hace llorar.
piroyanski me entiende.
somos sensibles
y pelotudos.




DESPUES DEL RUIDO

Nos incorporaremos despacio
cuando la sangre que baje por la barba comience a secarse.
Trataremos de caminar por nuestra cuenta,
pero el segundo paso anticipará el mareo.
Algún peatón nos detendrá y recomendará sentarnos en el cordón de la vereda,
nos ofrecerá agua y nos preguntará qué pasó.
Trataremos de recordar las imágenes de hace unos instante
y pensar nos será muy trabajoso.
Levantaremos la cabeza para encontrar, clavados en los nuestros,
los ojos de uno que habla por teléfono
y, al tragar, sentiremos el gusto a a sangre
Durante varios minutos nadie dirá nada,
no sentiremos dolor alguno
y el momento será perfecto.
Veremos un perro cerca nuestro, ajeno a todo,
durmiendo en la entrada de un edificio.
En la puerta del mismo edificio,
se reflejarán las luces intermitentes del auto que se acerca.
La multitud abrirá paso y el policía que nos espose sonreirá con odio,
y no dirá nada al meternos en el móvil.
El policía sabrá
que la sangre en nuestros labios y garganta
no es nuestra.
sabés qué es lo peor de que tenga 15?
de que no me habla.
yo no puedo ser TAN pajero
que me hable ella
sabés qué es lo peor de que tenga 15?
que cuando yo tenía 15
ella tenía 6
SEIS LOCO
SEIS AÑOS.