domingo, 27 de mayo de 2012

SALIMOS A FUMAR, YA VOLVEMOS

-Montevideo y Rodríguez- le dije al taxista, haciendo un esfuerzo en disimular el ritmo arrastrado de las palabras.
       El auto era un Renault gris, creo, y me subí después de que frenase justo enfrente de donde yo estaba tirado. El chofer nos preguntó a Sami (una amiga) y a mí si alguno necesitaba un remís. Me acuerdo que lo preguntó muy natural, aunque debe de haber sido obvio que mi borrachera y yo necesitábamos ir a dormir urgentemente, y caminar me era imposible. No me acuerdo bien dónde fue que lo tomé; en cambio, sí me acuerdo que el chofer fumaba y que había una calcomanía en la ventanilla de mi lado, mal pegada y con un borde arrancado, dejando sólo papel blanco adherido al vidrio. Después de decirle el destino, el chofer empezó a hablar en una especie de murmullo borroso. No tengo idea acerca de qué hablaba. Yo me limitaba al trance mudo que te permite el cerebro cuando está concentrado en sobrevivir a todo el alcohol que uno se metió en el cuerpo. Estaba en ese estado cuando la voz se volvió más pausada, más precisa:
-Y el pasajero anterior me ofreció de chuparme la pija- dijo, y se quedó callado por un instante.
       No sé si hice algún gesto. Él siguió hablando en el tono original, como si fuese una radio que no termina de sintonizar bien. Después de algunas cuadras repitió lo del pasajero anterior. Ahora las palabras resonaron nítidas en mis oídos borrachos. Miré la calcomanía rota mientras juntaba fuerzas para concentrarme.
-Mejor dejame Rodríguez y Córdoba- dije, y expliqué -quiero caminar un poco. Para bajar el alcohol.
       No sé si arrastré las palabras cuando dije esto último.

domingo, 20 de mayo de 2012

AL CAER

lo poco que me acuerdo de ese día
es del silencio y las banderas,
y que no quise saludarte
a lo mejor porque terminaba el verano
y vos estabas de la mano de otro tipo.

dos semanas antes
tu histeria y yo
nos matábamos en la puerta de tu casa.

fui yo el que tocó timbre
una noche medio complicada.
fui yo el que se escondió atrás de un árbol
cuando tu viejo abrió la persiana y se quedó mirando.
fui yo también
el que se volvió solo y tambaleando.

hoy te elijo a vos,
pero no sé si preferís que te lo diga así,
o que me veas de la mano de otra.