domingo, 7 de agosto de 2011

TVZ

escribís para desenterrar los prejuicios que tenés clavados en el pecho. puñaladas invisibles que te venden por kilo. un toco de occidente esparciéndose por adentro como mercurio. un esqueleto denso, que sin saberlo, llevás para todos lados y se te vuelve piel y órganos que piensan con cerebro y órganos propios. enajenando el todo que ya ni siquiera es todo sino la suma de sus partes que a su vez no es más que chapa para el currículum. y el todo se vuelve poco y nada, porque quedás tirado inerte sin saber que hacer hasta que arranque el próximo bloque del reality show y lentamente se te hace hábito y obsesión. el sillón se hace más cómodo y empieza a envolverte, las paredes se oscurecen y la luz ni se anima a entrar, espantada por la que sale del aparato. y todo eso va mutando y de repente no sabés que hacer hasta que arranque la próxima tanda de publicidades. El Aparato se vuelve el clonazepam que él mismo nos dice que necesitamos y antes que te des cuenta y quieras sacudirte la modorra, tus dedos son puertos usb que buscan conectarse a El Aparato.
somos los hijos tristes de la clase media. compramos verdades a medias y mentiras enteras. aprendimos a comprar desde chicos. sabíamos que las pipas eran más ricas que las tres pibes y que podíamos bajarnos los temas del kazaa cuando se nos cantaba. si hasta los kuryaki se habían ido de la fiesta cuando llegamos.
y de repente algo te agarra por la espalda, te patea el culo y te deja una sonrisa de vértigo marcada en la cara. la modorra se te fue del golpe y te acuden todos los pensamientos juntos. empezás a escribir y a hacer y no te alcanza el día para leer y para escribir y para hablar y para fumar y para escuchar todo al mismo tiempo pero lo hacés igual. y mirás la hoja en blanco que se va llenando de letras y sentís como tu cráneo deja de hablar en binario. si no vibra no me importa un carajo pensás entre paréntesis. sabés que estás escribiendo para entenderte y para desentenderte de todo lo que no es de fiar. empezando por todo. escribís porque sabés que es tu forma de cortar el cable que te conecta a El Aparato y es la única manera de romper el filtro, de que caigan todas barreras. seamos libres, lo demás no importa un carajo. tu discurso de mártir convence a nadie, ni siquiera entendés lo que decís, escribís, escribís, sabiendo que probablemente borrés todo esto y ya, francamente, ni te importa. es todo un juego y no te vas a quedar atrás. pero más importante que todo, vas a aprender a jugar y a ganarle a El Aparato en su propio juego aunque es invencible, simplemente porque no existe regla para ganar. justo antes de que te desanimes escuchás un susurro que viene de lejos, desde adentro de alguno de los libros que están en el escritorio y hablan de una puerta. cuenta la anécdota que cada tanto aparece una puerta. y esa puerta da solamente a una habitación vacía, con una silla blanca, unos cigarrillos y una máquina de escribir.

1 comentario:

M dijo...

Esto es re groso, Tano!