Entonces el hombre que era muy delicado pero tenía sentido del humor quiso aprender a hacer algo con sus manos y se anotó en un curso de carpintería. Durante muchos días el hombre tomó mates con palabras como garlopa, escofina, gubia, avellanado, perfilado y muchos nombres de maderas. En ese tiempo practicó sobre cómo trazar líneas paralelas y en un momento ya no necesitaba del gramil para que las rectas se extendieran derechitas. El hombre sospechaba que las rectas se creían muy elegantes porque sabían que no se iban a cruzar con ninguna otra recta de la familia. Al hombrecito lo inundaba la sensación de que en esas rectas eran senderos hechos de pequeños puntos de fuga uno al lado del otro que lo miraban como si algo los conectara, al hombre y a los puntos de fuga. Los puntos de fuga esperaban que el hombre camine por ellos y se lo hacían saber respirando todos de manera coordinada, como un timbre suave. Cuando esto pasaba el hombre se sentía muy triste. El no quería caminar siempre por líneas rectas. Entonces aprovechaba cuando las rectas ponían cara de elegantes y de señoras paquetas y les decía que se iban a cruzar en el infinito con un tono de malicia pomposa. Todas las líneas se cruzan allá a lo lejos decía el hombre. El hombre no sabía por qué las líneas se cruzaban tan lejos ni tampoco si las líneas entendían lo que era irse tan lejos. Pero muy lejos no es tanto como nunca decían las rectas. Así las líneas se escandalizaban y el hombre se divertía un poco y alejaba la sensación de tristeza mientra encastraba piezas con colas de milano.
El día anterior a aquel en que el hombre delicado me contó todo esto se había golpeado varias veces los dedos con el martillo. Ya tenía las manos sucias y rasposas pero ahora además sus uñas se habían tornado negras y violeta como víboras del áfrica. Por lo que me contó el hombre sigue teniendo manos delicadas pero una sonrisa de cansancio cuando se acuesta en su cama. Ya casi no piensa en los senderos que corren paralelos y si los sueña elige el infinito como escenografía.
1 comentario:
Me encantó.
Hola, tano. Vengo porque estoy de vuelta y siempre me acuerdo de vos. Un abrazo con incertidumbre.
PD: Me cambié el nombre pero sigo siendo Ale :)
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