antes, para amenizar,
Admito que a veces habría cierto diálogo:
"Si yo estuviera sano de la cabeza
te haría una trenza,
te compraría un tapado usado
en la feria americana,
botas con cierre
y saldríamos por la calle
comiendo de una bolsa
cosas de la panadería,
pintarías cabezas de caballo,
y ese sería tu oficio.
Caminaríamos mucho, pasando el edifcio
de piedra del Correo Central, hasta la reserva
ecológica, después de mirar
los barcos de la marina mercante,
las locomotoras en desuso. Vos serías mi amante
y yo el tuyo
por el fuego siempre vivo
que hay en nuestros ojos. Venderíamos el televisor
de mi amigo y con la plata
compraríamos más huesos
para que los pintes. Pero estamos
mal de la cabeza, yo por lo menos
y nos quedamos
mirando el televisor
tomando cerveza sin droga sin
droga sin droga y los tallos
de las plantas
girando en la penumbra
para captar la única luz,
azul,
que viene del monitor".