hay una máscara de espanto y patetistmo que me acecha con vértigo. apenas la miro empiezo a correr, escaleras arriba, saltando de a varios escalones. llego al final y miro hacia atrás y la máscara sigue acercándose. el edificio retumba con los sonidos que se escapan del artefacto. del orificio donde está la boca surgen palabras incomprensibles pero profundas, graves, que llegan hasta mí en plena corrida. en el tercer o cuarto piso las piernas empiezan a sufrir el cansancio pero el frenetismo va in crescendo. los sonidos se van haciendo más histéricos, un grito de guerra antiguo, salido de las profundidades mismas de la humanidad. trato de pensar con claridad, pero el pánico es una cuchilla helada que paraliza mi cabeza. todo es vacío. una serie de imágenes al azar se proyectan en mi mente. una foto mía en jardinero, un collar con un elefante, un curso de inglés en que duré una clase. la noche en que todos eran ecuaciones, cada vez que desperdicié el tiempo en soberbia o en culpa o en tantos otros etcéteras, todas las canciones que se quedaron estáticas en el medio del tiempo.
llego al piso seis y mis pulmones no alcanzan a tomar aire que ya lo están largando. las bocanadas son manotazos de ahogado. la transpiración corre fría por todo mi cuerpo mientras el sonido que sube desde los pisos de abajo ahora es un grito prolongado de terror. no tengo idea hacia dónde voy. todo termina en la terraza y no está tan lejos. dos pisos más y mi plan se termina. llego al piso ocho y agudizo el oído. escucho el sonido del aire que es cortado por la máscara volando, un siseo violento que se acerca. abro la puerta y corro hasta el final de la terraza. sigo sin saber de qué huyo. miro hacia atrás y ella viene por mí.
no lo dudo un instante y salto al vacío.
mientras estoy cayendo comprendo todo.
soy el testigo ciego de algo que no sucedió nunca.
soy el testigo inmóvil de algo que no para de suceder.
soy las palabras de la máscara que ahora son evidentes.
"tu máscara es el vacío".